El Arte de correr

Alguien ha dicho que correr facilitó la posición erecta del hombre. Otros que el hombre empezó a adoptar tal posición para poder huir. Lo que ya no pertenece al plano de las especulaciones es que Occidente re descubre el arte de correr prácticamente al final del siglo pasado.
Cuando se han demostrado las ventajas que sobre el organismo reportaba la práctica del deporte, allá por los años 60, empezó a extenderse la idea de que correr era positivo para la salud.
Mas tarde el Dr. Cooper desarrolló un programa de movimientos científicamente estudiados para potenciar la salud de los astronautas de la NASA. A este programa se le conocía con el nombre de «Aerobic» ya que estos ejercicios se realizaban aerobicamente, o sea sin incidir en la respiración.
Posteriormente, otros norteamericanos han difundido esta técnica, llegando así a nuestros días aunque bastante distorsionada.
Hay que reconocer que ha sido muy positiva la irrupción de la carrera, pues de esta forma muchas personas han conseguido movilizar sus músculos.

Son numerosos los beneficios del correr.

Con el sudor se elimina gran cantidad de toxinas almacenadas y residuos metabólicos. Se obtiene, asimismo, una mejora de la circulación general, sobre todo a nivel de capilares. Y a largo plazo el metabolismo celular y vasal adquiere una mejoría general.

Factores éstos que por sí solos fortalecen el organismo y lo previenen de muchas enfermedades.

Dónde, cuándo y cómo correr
Primeramente hemos de cuidar mucho el lugar de la carrera.
Correr en las ciudades es muchas veces peligroso. Debemos saber que el monóxido de carbono producido por los automóviles es veneno puro para el corredor urbano. Este gas que se fija en la hemoglobina de la sangre con más fuerza aún que el oxígeno, se mantiene durante mucho tiempo, entorpeciendo a éste y provocando una intoxicación cerebral lenta pero tremendamente destructiva.

El emplazamiento ideal para practicar carreras.
La época ideal para iniciar la práctica de la carrera es la primavera. Y si nos fuera posible correr por el campo o la playa, debemos hacerlo descalzos. Es una de las prácticas que más agradece nuestro organismo y más fortalece nuestro cuerpo.
Si hemos de ir calzados, debemos llevar unas zapatillas flexibles y acolchadas, ligeramente ajustadas al tobillo ya que de esta forma podemos prevenir torceduras, sobre todo al principio, cuando no estamos habituados a correr por el campo.
Antes de iniciar cualquier carrera, es conveniente la práctica de algún ejercicio físico suave, preferentemente de estiramiento de los músculos. Para ello incluimos en esta obra unos ejercicios generales que pueden ser muy útiles.

Correr si, pero sin prisa
Hay unas reglas fundamentales que todo principiante debe tener muy presente si quiere evitar problemas de salud, a veces graves. La primera es un examen médico de su estado general de salud, sobre todo a nivel de enfermedades cardiovasculares. La segunda es comenzar de forma progresiva. Una norma standard puede ser empezar con 500 a 800 metros 2 veces por semana, durante dos semanas. Luego aumentar a 1.500 2 veces semanales, otras dos semanas.
A partir de aquí se puede aumentar la frecuencia hasta correr a días alternos durante otro mes y diariamente durante otros dos meses.
Pasado este tiempo se puede ir incrementando la distancia según la resistencia personal.
Todos mantenemos un instinto natural, cada vez, eso sí, más abotargado, que nos va advirtiendo del cansancio o bienestar en la carrera. Debemos estar muy atentos a estos avisos que son los auténticos medidores de nuestra capacidad física.
Nunca el corazón debe superar los 220 latidos teóricos. Partiendo de estos latidos cada persona le restará el número de años y hallará los latidos máximos que puede dar su corazón.
Según esta regla una persona de 50 años no debe superar los 170 latidos por minuto.
La respiración tiene una gran importancia en la oxigenación de nuestro cuerpo.

Respiremos con profundidad.

Hagamos ejercicio periódico de respiración antes y después de cada carrera.

Conviene, antes de iniciar las carreras, proceder con el siguiente tratamiento de tipo preventivo, una vez constatado que no existe enfermedad que nos impida la práctica de este deporte.